He dejado botado este medio de expresión...y claramente no es casualidad. Sigo en Santiago, con eventos que ya no son novedades para muchos, con intermitencias y felicidades...todo ha sido nuevo y eso de descubrir cosas me gusta, pero me asusta. Sobre todo mostrar mi lado más sensible por miedo a ser herida. Pero bueno, esto es como una ruleta rusa y ne gusta sentir que puedo controlar las eventualidades.
Todavía me gusta cantar en la tina y salir a caminar de vez en cuando. Me gustaría tener un libro de cabecera que no fueran casos clínicos, quizás sería buena una tarde de te y un libro de ficción de esos que siempre me han gustado, pero que nunca he adquirido porque se me olvida...
Extraño el olor a café de conce, el olor a húmedo, el abrazo de mis amigos, las historias y andanzas de mis padres, el olor a mi perra y sus besitos que son exquisitos, los happy hours y las idas al cine. Mi vida acá es 150% más monótona y plana, así que mis recuerdos son algo recurrente.
Hay días en que me gustaría que Vespucio fuera Roosvelt, doblara a la derecha y me encontrara con mi casa, con mi cama regalona, con la alfombra de pelo largo, con mi mamá preguntándome por mi día, con la visita de café y cigarro de mi papá..
Ha sido un duelo fuerte que pocos han logrado entender, y si lo se, soy mamona, papona, regalona, malcriada y un poco suítica quizás..., pero así soy y me gusta como soy. Ahora veo como atardece Santiago desde el ventanal de mi departamento, sola como ostra y esperando que pasen rápido los minutos para ver a mi hermano Fabrizio.
Lo que si se es que me hacía falta escribir, contactarme con mis sueños, ver que quiero en mi vida, tener un norte claro. No es que ande difusa, pero si confundida. Me cuesta un poco adaptarme a las nuevas circunstancias cuando hay pérdidas asociadas, y como dice mi terapeuta, las pérdidas han sido múltiples.
Me alegra saber que sigo en los corazones y mentes de muchos de ustedes, que me protegen desde la distancia y que los recuerdos no son sólo unilaterales...sigo siendo básicamente la misma persona alegre, pero mañosa, juguetona, pero contestadora...y lo que si tengo claro es que extraño cada minuto de mi vida en el sur y me gustaría tener de vez en cuando un abrazo rico, fuerte, potente que haga sentir querida y deseada.
Hay días en que me siento en la alfombra peluda de mi departamento y me pongo a pensar en como ha cambiado mi vida, en mis logros y mis falencias...y han sido hartos los cambios.
Hay noches en que quedo pasmada de la inmensidad de mi nuevo rumbo acá en stgo y quedo sin habla. Muda por lo potente y estremecedor que ha sido.
Ahora me queda confiar. Confiar, sentir, creer y amar. Cuatro acciones que he dejado de lado y creo que son necesarias...
Me despido con un "te quiero" y un "te recuerdo".
