Machu Picchu
Hasta que te vi… Tenías los brazos abiertos y los ojos bien cerrados, el pelo desordenado y no parabas de reír. ¿Qué te causa tanta risa? “Tus manos que me están apretando a la vida y eso es lo que andaba buscando”. No entendí lo que querías decir. ¿Apretando a la vida? “Si, le das forma a mis días”. ¿Forma a tus días? “Si, tal cual cuando fuimos a Machu Picchu y caminamos alrededor de esas rocas, te acuerdas? “Si. “¿Y te fijaste que al este estaba el sol mirándonos fijamente?”. No, la verdad no me fijé. “Si, y justo el reflejo del sol te llegó a tu pelo y nunca antes te había visto tan hermosa. Hermosa al sol”. ¿Hermosa al sol? “Si, hermosa al sol, a la luna, a Martes, a Venus”. Pero no entiendo lo que me dices. “Por favor, mírate”. ¿Qué me mire? ¿Qué voy a mirar? “Yo partiría por tu sonrisa y tus labios rosados, esos que me dijeron que me querías”. ¿Qué te quería? Nunca te dije eso. “Yo sé que si me quieres” . (silencio). La verdad es que no sé qué decirte. “Eso es porque te da miedo mirarme a los ojos”. No me da miedo mirarte a los ojos. “Si me miras a los ojos ves un infinito mundo de posibilidades, visiones futuras, sueños que te gustaría realizar y formar un nosotros”. ¿Un nosotros? “Un gran nosotros. ¿Por qué no aceptas mi cariño?”. Porque me parece inmenso y no sé donde ponerlo. Quizás en mi vientre, quizás en mis manos, quizás en mis labios, quizás no cabe. “¿Y qué pasaría si mi cariño te rebalsara?”. Supongo que saldría corriendo porque no sabría cómo manejarlo. “¿Y si yo te atajo en el camino?”. Si estás seguro de tu cariño, hazlo, porque yo sola no puedo.
En algún momento el mundo era sólo polvo, hasta que se fueron conformando los planetas, los lagos, las montañas, los caminos. Y también se formaron las estrellas. Y quizás dentro de esas estrellas puede que encuentres alguna que te acompañe y sepa lo que vales. Y ese valor te hará brillar como nunca antes. Quizás sólo quieras ser polvo, pero es preferible esperar que esa estrella luminosa, esa compañía llegue y sola se acerque para darte luz y calor. No es necesario centrarse en lo demás. No importan los planetas, los lagos, las montañas y los caminos. Y cuando llegue ese momento podrás decir que has encontrado lo que siempre has esperado. Y esa estrella hará todo lo que esté a su alcance y te dejarás querer, amar. Por mientras pequeña, duerme y espera el momento indicado. Quizás no es este, quizás vaya a ser más adelante. Y quizás si te sientas en la noche a mirar las estrellas te des cuenta que habrá alguna que te guiñe el ojo y sabrás que está preparada para ti.
4 comments:
Me pareció tan onírico esto. Tiene tanto el deseo como el miedo, esos dos polos...
Ser centro, sentirse pequeña dejando que todo gire en torno, sentándose en el centro, a dormir, meditar, reflexionar, ser querida. Como cuando uno es bebé y la circularidad en torno la construye un abrazo, atención, escucha y cariño.
Un miedo centrífugo, el temor que no se ve detrás de eso, y no se ve porque fuera del círculo sólo hay vacío, cuando se mira por mucho rato una rueda girar y se vuelve brillante e invisible.
Ponte al centro del círculo que te envío, un humilde y cariñoso abrazo!
Cuídate mucho.
Lindooo...
Hay cosas en que me siento pequeña...tu lo sabes. Necesito estar en el centro de esa rueda. Voy a aceptar tu invitación a ver que pasa. Y quizás me quede dormida y cuando despierte todo esté mejor. Quizás la rueda no avance tan rápido y pueda salir hacia afuera como si fuera un nuevo capullo.
Necesito un café contigo. Nos vemos en semana santa...
Tu tb cuídate.
Hermoso Relato, OMcD
Que linda sorpresa. OMCD ... hace tiempo que no recordaba eso ... tan especial. Cariños!
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