Monday, 21 September 2009

Pedrito y su Kultrún

Tengo una amiga que tuvo de pololo a un tal Pedrito. Pedrito es sociólogo y siempre que salía andaba con su kultrún. Íbamos a una fiesta, y partía tocando el aparatito. Íbamos en el auto, el semáforo en rojo, y nuevamente lo tocaba. Y así, en todos lados.
Mi amiga estaba enferma con el kultrún. Un día me dijo "Caro, tenemos que quemarlo". Y yo le inventé que como era un instrumento mapuche, era sagrado, entonces que si lo hacía los espíritus de los mapuches le iban a hacer la vida imposible. Santo remedio. A mi me caía bien el kultrún, y era harto mejor que escuchar la estupidez de Alejandro Sanz o la música del híbrido Bosé, o cantar despechadamente al amor, que este me dejó, que el otró la abandonó, etc.
Al final, del grupo de amigos la única que quería a Pedrito y su kultrún era yo. Me sentaba en el pasto y mientras él lo tocaba yo inventaba un idioma que se pareciera al mapudungun y partía cantando. Otras veces me sacaba los zapatos y bailaba junto al kultrún.
La cosa es que Pedrito se quiso ir lejos. Alma de hippie partió rumbo al Amazonas. Cuando se fue le dijo a mi amiga que él y su kultrún se iban...que ella no entendía su proceso (todo un clásico) y que necesitaba este viaje. Mi amiga, bien cansada de un tipo poco claro, que andaba por la vida puro sintiendo y no pensando, le dijo que le parecía una excelente idea. Buen viaje, Pedrito se fue.
Yo no lo veía hacia muchos años, pero el otro día me lo encontré en la Feria Santa Lucía. Justo estaba mirando unos inciensos y escucho que alguien dice "Carito, la que amaba mi kultrún"...me doy vuelta y Pedrito estaba ahí. Fue bueno verlo. Le corregí que no amaba su kultrún, sólo que me caía bien. Nos reimos bastante.
Empezamos a caminar por una calle que no se ni como se llama. Me contó que su viaje había durado 3 años, que tuvo un hijo, que falleció su padre, que conoció a una mujer que le rompió el corazón. Me preguntó que era de mi vida, y le dije "vivo en stgo hace 3 años". No había mucho más que contar...jajaaja
En eso, mientras caminábamos, me dice que se compró un charango. Le dije que me parecía super lindo, y que uno de estos días podíamos hacer una junta, él con su charango, yo le aplicaba al kultrún (perdónenme los mapuches, pero hice lo que pude) y eso. Me dijo que él quería hacer eso ahora. Yo le dije que bueno. Así que nos fuimos en el metro hasta su departamento. Obviamente él parecía el hombre orquesta, hasta que encontré un xilófono y ese si que me gustó. Tocamos, tocamos y tocamos, nos reimos, nos reimos, nos reimos.
Y vino la pregunta de rigor...¿qué es de tu amiga? (léase ex-polola). Yo le respondo "se casó con un pianista"... y nos largamos a reir, hasta con llanto. Y me dice "no era suficiente mi kultrún". Yo le digo "no, no era suficiente, quería un elegante piano de cola".
Se hizo tarde, así que me fue a dejar al metro. Me pidió mi teléfono y ya. Y cuando me despedía, me entregó un chocolate. Él sabe que no como chocolates, pero bueno, le di las gracias. Le hice chao por el vidrio cuando el metro partió. Quedé mirando la barrita de chocolate, y tenía algo escrito. Miro bien y decía "gracias por querer a mi kultrún".
Llegué a mi casa y le mandé un mensaje que decía "gracias a ti por devolverme la música a mi vida". Me senté en el suelo, miré a mi atrapasueños y agradecí a la vida el que haya podido reencontrarme con gente linda que me conecta con lo que soy.

Bendiciones.

I.

"El amor es concéntrico"

Ese día que me tejiste la pulsera de macramé, me preguntaste qué colores no quería que tuviera. Yo te respondí que cualquier color iba a estar bien. Tus ojos se humedecieron de alegría, y los míos también. Y supimos que esa pulserita iba a estar en mi vida por muchos años...


II.

"No te creo"

Si tu no me crees no tengo nada a mi alcance para hacerte cambiar de opinión. "Es tu tarea hacer que eso cambie". La verdad es que no quiero que cambie. Sólo decirte que el no creer surge de cambios que no son sanos. Sólo eso. Buenas noches.


III.

"Sube a nacer conmigo hermano"

No se si recuerdas esa vez que tomamos un café arriba en la montaña escuchando esa canción... me preguntaste porqué me gustaban tanto Los Jaivas...y yo te respondí que me daban una linda sensación de libertad, que cuando mi cabeza los escucha soy capaz de estar en cualquier parte...donde yo quiera...y que sentía que el corazón me latía bien fuerte...


IV.

"Sobre-exposición"


De nuevo lo hice. Una vez juré nunca más hacer ese tipo de cosas. Cosas feas, nefastas. "¿Y si te encuentro y te miro a los ojos bien de cerca, seré capaz?". No, no lo serás porque esas situaciones ya pasaron, o no te acuerdas que no me quedo pegada en el pasado?... y de paso, no tengo memoria...


V.

"Esos ojos brillantes"

Una vez me dijiste que tenía los ojos brillantes. Y que mi brillo te hacía mover cosas dentro tuyo. Nunca entendía qué cosas se movían ahí dentro. Quizás haya tiempo de volver a esa plaza de la otra vez, conversar y mirarte de nuevo. Quizás no haya tiempo...


VI.

"Bienvenido"

Te doy la bienvenida a mi vida. ¿Vamos al bosque azul y miremos como la luna nos ilumina, cantemos hasta que nos de dolor, y compartamos ese momento tal cual como lo soñamos?


VII.

"Gracias por aparecer"

Sunday, 20 September 2009

El artesano me miró y me explicó que la arcilla era modelable. Me invitó a su torno a que modelara lo que quisiera. Me gustó la idea de hacer una vasija chiquita. Puse mis manos en la greda y de a poco sentí que podía crear. Él me dejó sola frente a mi vasija.
La vasija no quedó perfecta, de hecho tenía varias pifias. Pensé en qué iba a colocar dentro de ella una vez que se secara. Y sólo sentía que no había nada que poner dentro. Por el momento eso me hizo sentido. Me preguntó si la quería pintar. Y la verdad es que preferí dejarla tan cual quedó. Sin adornos. Tal como yo, sin adornos.
Llegué a casa y la coloqué sobre mi mesa. Y me di cuenta que algún día se la iba a regalar a alguien. No sabía a quien, no cómo, ni donde. Sólo que era una producción especial para alguien especial.
Me quedé quietecita mirándola hasta que llegó la hora de las sombras largas, me paré, prendí un palito de canela y canté al universo una linda oración...

Si pudiera retroceder el tiempo hubiese preferido hacer una vasija más grande y luminosa. Pero ya no fue así...

Mi sol

Había un sol inmenso. Yo tenía los ojos bien abiertos.
El sauce de la derecha me recordó que en ciertos momentos era lindo mirar al suelo y quedarse detenida por un momento. Y me detuve. Dejé que todo tomara su curso natural. Cerré los ojos y luego los abrí más grandes que antes. Sólo así se puede llegar a la verdad de las cosas...con los ojos bien abiertos en un bosque con un sol inmenso.

Friday, 18 September 2009

Espiral

Una vez me fui al valle y conocí a un grupo de jóvenes músicos. Todos eran muy lindas personas. Llenas de luz. Tenían una fuerte creencia en un Dios superior. Y mientras caminaba por la calle me llamaron para que los acompañara.
Me invitaron a almorzar a una choza de greda, bien rústica. Comí a pies descalzos, mientras todos cantaban mantras. Después nos fuimos a la casa de uno de ellos, que quedaba literalmente en la punta del cerro. Una hora caminé para llegar a ese lugar. Y era un templo hermoso. Todo lleno de velitas, inciensos varios, y la infaltable guitarra. Hicieron una oración de bienvenida, agradecimos el momento, y en eso empezaron a sonar los tambores. Era todo muy de piel, muy de instinto, sonrisas puras y genuinas, alabanzas magistrales. Y empezó a oscurecer. En eso me doy vuelta y veo a la luna más grande que he visto en la vida, en ese cielo azul profundo. Y entre las guitarras, las velas, el fuego y los tambores me di cuenta del sentido que tenía la vida para mi. Quise que ese momento no pasara, se detuviera y pudiera vivirlo eternamente. Así que me puse a bailar para sentirme más conectada aún. En eso, se me acerca uno de los tipos y me dijo que tenía un alma linda. Que no me desperdiciara lo que era la verdadera vida. Que me sacara todas las máscaras. Que no parara de vivir. Que la luna me estaba entregando una luz única. Que nunca dejara de expresar mi gran amor por las personas. Que por favor no parara de entregar mi sonrisa hermosa al mundo. Que el dolor era inevitable, pero que es transitorio, a menos que uno lo haga una constante en la vida.

En un día como hoy me doy cuenta que las personas, en general, son tan mundanas. Preocupadas de tonteras, viendo el vaso medio vacío, recibiendo del mundo lo mismo que ellas generan: odio, poca tolerancia, distancia, rencor, hipocrecía, temor.

Si pudiera detener ese momento de luz en el valle y "cortar" ese instante, les daría un pedazito de ese brillo para que lograran conocer lo que se siente.

Voy por un té ...